martes, 12 de julio de 2011

Nuestra historia

Sabes? A menudo pienso en nuestra historia. En todos los momentos que pasé a tu lado y en los que me faltaban.
Y después de noches y noches en vela, reflexionando sobre todo lo que hemos vivido, he llegado a la conclusión de que a lo mejor es verdad lo que todos me decían y me enamoré de tí. Yo no lo quería y desde luego no era lo que buscaba. Pero hubo un momento, en una fracción de segundo, o incluso menos, en la que hiciste algo. Yo no sé el qué, qué estúpida sonrisa pusiste, cómo arqueaste la ceja o qué puñetera pieza de mi interior ajustaste para hacerme ésto, para entrar tan adentro.
Hiciste que el corazón me doliera de la forma buena con cada latido cuando estabas cerca. Hiciste que fuera todo lo feliz que puede ser una persona con un solo beso. Y no te hizo falta nada más.
Todavía recuerdo la primera vez que me dijiste que me querías.
Recuerdo el pulso acelerado, la forma involuntaria en la que los músculos de mi cara se tensaron formando una sonrisa en la que yo no había ni pensado.
Tú que tanto daño me habías hecho, que provocaste que casi llegara a odiarte.
El de las mil caricias y los besos infinitos, el de los labios de fresa y los ojos de miel.
El que hacía que el miedo se esfumase con tan solo tomarme la mano. El que hace que siempre que lo tengo delante hace que me pregunte cómo no voy a quererle.

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